De la resolución a la prevención de conflictos: relación entre las chozas de la paz y la policía de Liberia
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“Esta choza trabaja para mí, oh, esta choza trabaja para mí, oh canta un grupo de 60 mujeres y niñas, aplaudiendo para marcar el ritmo, en una de las 14 chozas de la paz que hay en Weala, ciudad del condado de Margibi en Liberia. Ubicadas a lo largo y ancho de este país de África occidental que ha sufrido una larga y trágica guerra civil, las chozas son un espacio seguro donde las mujeres de la aldea se reúnen para mediar y resolver disputas comunitarias.
Aquí se reúnen las mujeres para hablar sobre los temas que les afectan en su vida diaria; aquí es donde se lleva a cabo la reconciliación y la resolución de conflictos; aquí es donde las campesinas pueden discutir abiertamente y en seguridad sobre temas relacionados con la desigualdad; y aquí, juntas, toman decisiones en materia de paz y de seguridad.
Ya sea para resolver casos de embarazos y abandono o para asesorar a las sobrevivientes de violencia doméstica y de violaciones, la iniciativa de las chozas de la paz en Liberia ha ido creciendo desde 2011. ONU Mujeres apoya a más de 16 chozas de la paz en todo el país. La Policía Nacional de Liberia trabaja con las chozas de la paz para mejorar la prevención de los delitos y de la violencia contra las mujeres, a quienes otorga teléfonos móviles. En la sede de la policía en Weala, se han ofrecido teléfonos que serán instalados en la estación de policía cercana. Con el apoyo del sector privado, se creó una línea telefónica gratuita de emergencia para que las mujeres de la choza de la paz puedan llamar a la policía y a otras mujeres sin costo.
Se enseñó a las mujeres a tener sus teléfonos móviles cargados en todo momento y a usarlos para alertar a la policía cuando surge cualquier problema en Weala que afecte su seguridad, incluyendo la violencia doméstica y otros tipos de violencia contra las mujeres y las niñas. Las que recibieron teléfonos fueron mujeres de fiar, elegidas por las mismas mujeres de la choza de la paz, con el fin de que los usen como es debido para mejorar la seguridad en la comunidad.
En total, se dieron 14 teléfonos móviles a las mujeres de la choza de la paz. Uno de ellos le tocó a una líder de niñas adolescentes, ya que éstas generalmente tienen vergüenza de denunciar los abusos a las mujeres mayores. Se dieron dos teléfonos a los jefes locales de la ciudad que tenían una actuación destacada con las mujeres de la choza de la paz, habiendo llevado a cabo tareas de educación de hombres y de niños de la comunidad acerca de la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas.
En Weala, desde que las mujeres comenzaron a trabajar en las chozas de la paz en 2011, “cada vez hay menos llamadas. Las llamadas disminuyen mes con mes porque las mujeres de la choza de la paz detienen la violencia antes de que ésta ocurra, dijo el Comandante en jefe de la Policía de la ciudad de Weala, James Flomo.
Este año, ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) apoyarán a las chozas de la paz con un componente de empoderamiento económico, de modo que las mujeres puedan continuar su trabajo fundamental de consolidación de la paz. Cada grupo puede elegir su propio proyecto como la administración de una panadería o de una tienda para procesar pescado, y lo puede operar colectivamente como una pequeña empresa.
A medida que las chozas de la paz se convierten en un lugar donde se resuelven conflictos, cada vez se ha integrado a más hombres y niños. ONU Mujeres y sus socios apoyaron la creación de clubes de fútbol de niños “contra las violaciones en algunas de las comunidades de las chozas de la paz, y organizaron reuniones de estudio con los hombres líderes y con muchachos adolescentes.
En un comienzo, las chozas de la paz se centraron en dar “alivio y asesorar a las mujeres que habían sido víctimas de tragedias y de traumas, y en dar apoyo a los niños ex combatientes después de la guerra civil. Luego, en 2006, las mujeres de las chozas de la paz comenzaron a estudiar diversos casos. La metodología se basa en el sistema tradicional “Palava: el demandante y el acusado explican su caso y alegan su defensa, y entonces el líder local los ayuda a llegar a un acuerdo que ambos consideren justo, a fin de restablecer la paz.
Cada vez se aprecia más el rol y la participación de las mujeres en las chozas de la paz a la hora de mantener la paz en las comunidades. Las mujeres de las comunidades ahora se consideran a sí mismas actores primordiales de la consolidación de la paz y de la resolución de los conflictos.