Jóvenes se convierten en defensoras y defensores de la igualdad de género en Kirguistán
Mediante escuelas de verano y talleres pensados especialmente para las y los jóvenes, estudiantes y profesores de todo Kirguistán aprenden a empoderar a las niñas y convertirlas en jóvenes activistas de género en sus propias escuelas y comunidades.Fecha:
A las orillas del profundo y azul lago Issyk-Kul, entre las montañas de Tian Shan del noreste de Kirguistán, felices risas de adolescentes resuenan en el habitualmente tranquilo complejo vacacional de Sinegorye. En julio de 2014, más de 40 estudiantes y varios profesores de siete regiones de Kirguistán se reunieron allí para aprender estrategias y ampliar sus conocimientos sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las niñas.
Dilshat Mashanlo (17 años), del Instituto Yusuf Hazret, comparte sus reflexiones: “Nadie nos había dicho nunca que la violencia podía afectar a la economía de un país. Esta información me resultó sorprendente. Hemos cambiado mucho durante estos cuatro últimos días. Si alguien nos comparara antes y después de la formación, notaría una gran diferencia en nuestra percepción de la violencia y nuestras ganas de hacer algo en caso de ser testigos de ella, de hacerle frente”. Ahora Dilshat está pensando en crear un club informal de varones para fomentar la igualdad de género en su comunidad.
Las formaciones forman parte de un proyecto financiado por el Fondo para la Consolidación de la Paz de las Naciones Unidas a petición expresa del Presidente de Kirguistán, Almazbek Atambayev, para fomentar el respeto y la tolerancia entre los jóvenes, en respuesta a la violencia entre etnias que arrasó las ciudades de Osh y Jalalabad, así como las zonas circundantes, en junio de 2010.
Además de obtener información sobre la desigualdad, la violencia de género, la violencia contra las mujeres y delitos como el secuestro de novias y el matrimonio precoz forzado, las y los participantes también descubrieron que la Constitución de la República Kirguisa protege sus derechos en consonancia con tratados internacionales que los Estados están obligados a cumplir. Las y los estudiantes también aprendieron sobre los deberes de las y los ciudadanos.
“Habíamos oído que no estamos solas y que ONU Mujeres aborda estos problemas”, señala Madina Dadaeva, estudiante de último curso de secundaria en el Instituto Pushkin del pueblo multiétnico de Uch-Korgon, en la provincia de Batken. “Actualmente, trabajo en un proyecto que traerá consigo cambios en mi instituto en lo tocante a la justicia de género. Se llama «No más matrimonios forzados por los padres». Tras hablar del problema con mi profesor, llegamos a la conclusión de que alrededor del 30 por ciento de mis compañeras se ven forzadas a contraer matrimonios convenidos tras acabar la educación secundaria, por lo que pierden su derecho a seguir estudiando. No obstante, creo que podremos reducir esta cifra, lo que supondrá mi pequeña contribución a mejora la sociedad”.
A partir de septiembre, las y los participantes actuarán como educadores de pares y reclutarán a otros estudiantes para colaborar durante el curso escolar. En concreto, el grupo identificará problemas de desigualdades de género en sus escuelas y comunidades, redactará planes de acción para mejorar la situación y, a continuación, los implementará y documentará los resultados.
Las y los profesores también desempeñarán un papel catalizador impartiendo el curso “Mi escuela segura y pacífica”, que ha sido desarrollado por ONU Mujeres con financiación de la Comisión Europea y el Fondo para la Consolidación de la Paz y que cuenta con el respaldo del Ministerio de Educación y los departamentos de educación de los distritos.
Yusupova Wunger, profesora del Instituto Yusuf Hazret, en el distrito de Jeti Oguz, alabó el enfoque sencillo, pertinente e interactivo de la formación. “Por ejemplo, resultó muy conmovedora una obra teatral representada por estudiantes sobre el secuestro de una novia. Aunque en raras ocasiones somos testigos de estos delitos, simpatizamos con las víctimas de esta injusticia y nos movilizamos para impedirla, puesto que la actuación describía sus sentimientos y la terrible experiencia que habían vivido. La formación abordaba temas pertinentes para nuestra comunidad. Me gustaría que el programa de nuestro instituto incluyera cursos que aborden temas que se tratan en los estudios de derecho civil”.
La primera tanda de formaciones se celebra durante las vacaciones de verano, y hay nuevas formaciones previstas para diciembre y marzo en sus provincias de origen. Las partes siguientes del curso se centrarán en preparar a las y los estudiantes para realizar análisis de conflictos y participar en la prevención, la investigación social participativa y otras estrategias para la vida del día a día. En total este año habrá 15 formaciones para 200 educadores de pares y 80 profesores de 30 ciudades y pueblos de todo Kirguistán.
Munira Noruzbaeva, instructora de ONU Mujeres, afirma: “Me ha parecido que todos los y las participantes tienen ideas muy inspiradoras y despliegan estrategias distintas. Los niños quieren actuar, y debemos respaldarlos en sus esfuerzos hasta el final”.