Comunicado de prensa: Estamos a siglos de alcanzar una plena igualdad de género, advierten las Naciones Unidas en un nuevo informe

Múltiples crisis mundiales y retrocesos en los derechos en materia de salud sexual y reproductiva de las mujeres empeoran la disparidad de género.

Nueva York — “El progreso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Panorama de género 2022” demuestra que, al ritmo de progreso actual, nos puede llevar cerca de 300 años alcanzar una plena igualdad de género. Los desafíos mundiales, como la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias, los conflictos violentos, el cambio climático y los retrocesos en los derechos en materia de salud sexual y reproductiva de las mujeres exacerban aún más las disparidades de género. El nuevo informe, que fue presentado hoy por ONU Mujeres y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES), destaca que, al ritmo actual, no se podrá cumplir el ODS 5 —lograr la igualdad de género— para 2030.

Sima Bahous, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, declaró: “Este es un punto de inflexión para los derechos de las mujeres y la igualdad de género a medida que nos acercamos a la mitad del camino hacia el 2030. Es crucial que nos movilicemos ahora para invertir en las mujeres y niñas, y recuperar y acelerar el progreso. Los datos muestran regresiones indiscutibles en sus vidas —en cuanto a ingresos, seguridad, educación y salud— que han empeorado por las crisis mundiales. Cuanto más tardemos en revertir esta tendencia, más nos costará a todas y todos”.

“Las sucesivas crisis mundiales están poniendo en peligro el logro de los ODS, y los grupos poblacionales más vulnerables del mundo se ven afectados de manera desproporcionada, en particular las mujeres y las niñas. La igualdad de género es fundamental para alcanzar los ODS y debería estar en el centro de los esfuerzos por reconstruir para mejorar”, dijo Maria-Francesca Spatolisano, Subsecretaria General de la Coordinación de Políticas y Asuntos Interinstitucionales del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas.

Si no tomamos medidas inmediatamente, los sistemas legales que no prohíben la violencia contra las mujeres, no protegen los derechos de las mujeres en el matrimonio y la familia —por ejemplo, que niegan a las mujeres el derecho de transmitir su nacionalidad a sus hijas e hijos, o de heredarla—, no aseguran la igualdad salarial y de beneficios laborales, y no garantizan los mismos derechos de poseer y controlar tierras podrían seguir existiendo por muchas generaciones más.

Al ritmo de progreso actual, el informe estima que tomaría alrededor de 286 años cerrar la brecha que existe en cuanto a protección legal y eliminar leyes discriminatorias, 140 años para que haya una representación equitativa de mujeres en posiciones de poder y liderazgo en el lugar de trabajo, y al menos 40 años para lograr una representación equitativa en parlamentos nacionales. Para erradicar el matrimonio infantil para el 2030, el progreso debería ser 17 veces más rápido del que se llevó a cabo durante la última década y se prevé que las niñas de los hogares rurales más pobres ubicados en zonas afectadas por conflictos sean quienes más sufran.

El informe también señala un retroceso preocupante en la reducción de la pobreza y la probabilidad de que los aumentos en los precios agraven esta tendencia. Para fines de 2022, alrededor de 383 millones de mujeres y niñas vivirán en la pobreza extrema —con menos de USD 1,90 por día— en comparación con los 368 millones de hombres y niños. En la mayor parte del mundo, muchas otras tendrán ingresos insuficientes para satisfacer necesidades básicas, como las necesidades de alimentación, vestimenta y una vivienda adecuada. Si continúan las tendencias actuales, para 2030, en África subsahariana, habrá más mujeres y niñas que hoy viviendo en la pobreza extrema.

La invasión de Ucrania y la guerra allí en curso está empeorando aún más la inseguridad alimentaria y el hambre, en particular entre las mujeres, niñas y niños, debido a los limitados suministros de trigo, fertilizantes, combustible, y el aumento de la inflación. En 2021, alrededor del 38 por ciento de los hogares encabezados por una mujer en zonas afectadas por la guerra experimentaron una inseguridad alimentaria moderada o severa, en comparación con el 20 por ciento de los hogares encabezados por un hombre.

Otros hechos y cifras que se destacan en el informe:

  • En 2020, por el cierre de escuelas y preescolares, se necesitaron 672.000 millones de horas adicionales de cuidado no remunerado de niñas y niños. Suponiendo que las diferencias de género en los trabajos de cuidado se mantuvieron igual que antes de la pandemia, las mujeres habrán cargado con 512.000 millones de esas horas.
  • A nivel mundial, las mujeres perdieron un estimado de 800.000 millones de dólares en ingresos durante 2020 debido a la pandemia y, a pesar de que hubo un repunte, se proyecta que su participación en el mercado laboral es menor en 2022 de lo que fue antes de la pandemia (50,8 por ciento, comparado con 51,8 por ciento en 2019).
  • En la actualidad, más mujeres y niñas que nunca se vieron obligadas a desplazarse: alrededor de 44 millones de mujeres y niñas para fines de 2021.
  • Hoy, más de 1200 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva (entre 15 y 49 años) viven en países y zonas con algún tipo de restricción en el acceso a abortos seguros.

Antes de la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, que tendrá lugar en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el informe señala que lograr la educación universal de las niñas, a pesar de no ser suficiente por sí misma, mejoraría significativamente esta perspectiva. Cada año de educación adicional puede aumentar las ganancias que tendrá una niña cuando sea adulta en hasta un 20 por ciento y también repercutiría en la reducción de la pobreza, mejoraría la salud materna, reduciría la mortalidad infantil, mejoraría la prevención contra el VIH y reduciría la violencia contra las mujeres.

El informe demuestra que la cooperación, las colaboraciones y las inversiones en la agenda de la igualdad de género, incluso a través de una mayor financiación mundial y nacional, son esenciales para rectificar el rumbo y volver a poner a la igualdad de género en marcha.


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