Fotorreportaje: Hecho en Camboya, un día en la vida de Chhun Srey Sros, empleada de una fábrica de ropa
Fecha: 10 November 2016
En Camboya, el 70 por ciento de las mujeres trabaja en condiciones de vulnerabilidad, y más de 500.000 son empleadas de fábricas de ropa y calzado. El Fondo Fiduciario de la ONU para Eliminar la Violencia contra la Mujer (gestionado por ONU Mujeres en representación del sistema de las Naciones Unidas), que empodera a las mujeres para que ejerzan su derecho a tener un empleo digno, trabaja estrechamente con distintos aliados con el objetivo de garantizar la presencia de entornos laborales libres de discriminación en las fábricas de Camboya.
Chhun Srey Sros, de 24 años, vive en Sangkat Chaom Chao y trabaja en una fábrica camboyana en la que el Fondo Fiduciario de la ONU y uno de sus aliados, CARE, han desarrollado y distribuido materiales educativos y una política contra el acoso sexual en el lugar de trabajo. La sexta de diez hermanos, Srey Sros dejó la escuela cuando estaba en 10º grado para mantenerse a sí misma y a su familia. Trabaja en una fábrica de ropa desde hace tres años y gana hasta 200 dólares al mes, horas extra incluidas.
“En la cultura camboyana, los hombres son como el oro y las mujeres son trapos. No es justo. La vida como mujer es muy difícil”, dice Chhun Srey Sros. Las situaciones de acoso sexual en la calle o en el trabajo son moneda corriente en Camboya. A través del proyecto sobre acoso sexual en los lugares de trabajo respaldado por ONU Mujeres, Srey Sros y muchas de sus compañeras han aprendido a denunciar el acoso. El proyecto aspira a llegar a 40.000 trabajadoras de fábricas de ropa entre 2013 y 2016.
“Como aquí todos los días porque lo que prepara la señora es delicioso”. Srey Sros se detiene a desayunar en un lugar cerca del pequeño cuarto que alquila en Phnom Penh, en el cual vive con sus hermanas y hermanos. Todos los días come el mismo desayuno, gachas de arroz, por el cual paga 1.500 rieles camboyanos (30 centavos de dólar). Comienza a trabajar a las 6.30 de la mañana todos los días, y termina hacia las 3.30 de la tarde, excepto cuando hace horas extra.
“Desde que comenzó el proyecto sobre acoso sexual he aprendido mucho. Comprendí que podemos detener este fenómeno estando unidas”.
Gracias a su esfuerzo, Srey Sros ascendió al puesto de supervisora y es la jefa de una sección que se ocupa de cortar dobladillos para la ropa que se confecciona en la fábrica.
“Trabajo aquí desde hace tres años. Cuando mi padre murió, mis nueve hermanas y hermanos y yo tuvimos que salir a trabajar para mantener a la familia. Todas mis hermanas trabajan en esta misma fábrica o en otras cercanas”.
La fábrica ubicada en Sangkat Chaom Chao en la que trabaja Srey Sros se encuentra a la vanguardia en la labor de abordar y combatir el acoso sexual en los lugares de trabajo. El mencionado proyecto sobre acoso sexual ayudó a crear una campaña en la fábrica referente a este problema, y el centro ahora ha adoptado una política que alienta a las trabajadoras a denunciar las situaciones de acoso y garantiza la adopción de medidas contra los perpetradores.
“Prevenir el acoso sexual es empoderar a las mujeres en el lugar de trabajo”, afirma Srey Sros. “Cuando se produce una situación de acoso sexual, esto no afecta a una persona solamente, sino que tiene consecuencias a escala colectiva”.
Srey Sros disfruta del almuerzo con su hermana de 23 años, Srey Roth. “Tengo muchas amistades en la fábrica, entre ellas mi hermana. El almuerzo es un momento de gran sociabilidad, a pesar de ser un tanto breve. La sopa agria jemer es mi comida favorita”.
Srey Sros pasa por un mercado en Sangkat Chaom Chao en el que compra comida al volver de la fábrica a su casa. Va a casa y prepara la cena mientras escucha la radio. No tiene televisión. Pero mantiene el volumen bajo para no molestar a sus vecinos.
“En mi comunidad, las mujeres a veces tienen miedo de salir tarde porque los vecinos luego hablan mal de ellas. Si salimos y volvemos a nuestras casas al día siguiente, nos ponen motes ofensivos y nos juzgan”. Srey Sros trata de volver a su casa antes de que oscurezca, para evitar rumores. Pero el proyecto le ha dado herramientas para pronunciarse en contra de la discriminación. “No es justo, y no es equitativo”, opina.
Su sueño es ahorrar dinero suficiente para tener su propia tienda de comestibles en su ciudad natal y formar una familia.
Fotos: ONU Mujeres, Oficina en Camboya/Charles Fox.