Río+20: Voces de las participantes

En este mes de junio, cientos de organizaciones y activistas de la sociedad civil se darán cita en Río de Janeiro, Brasil, mientras los jefes de Estado y de Gobierno se reúnen en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible -Río+20- para estudiar los progresos que se han hecho en materia de medio ambiente y desarrollo. Los activistas vendrán de todo el mundo para seguir los eventos, compartir e intercambiar ideas, hacer contactos y abogar por el cambio, muchos de ellos centrados en los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Aquí presentamos algunas de esas voces, hablando acerca de lo que esperan conseguir.

Tess Vistro, Foro Asia-Pacífico sobre Mujeres, Derecho y Desarrollo, Federación Nacional de Campesinas, Filipinas

Tess Vistro (en la foto a la derecha) con las agricultoras y las mujeres indígenas en una sesión de estudio sobre la biodiversidad. Foto cortesía de Tess Vistro

Tess Vistro trabaja con mujeres rurales e indígenas en Filipinas y en otros países de Asia meridional, especialmente en lo relativo a los derechos de las mujeres a la tierra, a la seguridad alimentaria y a la biodiversidad. Conjuntamente con la Federación Nacional de Campesinas ha documentado el impacto del cambio climático en la vida de las mujeres rurales, en particular el efecto que tiene el aumento del nivel del mar en las vidas de los arroceros y de sus familias y el impacto de las sequías y de las inundaciones en la productividad de las mujeres agricultoras.

Ella cree que el proceso de crear conciencia respecto a los temas relativos al desarrollo entre las campesinas es un resultado en sí mismo. “El hecho de que las mujeres mismas tomen colectivamente todos estos asuntos entre sus manos es valioso, expresa. Al haber trabajado con comunidades afectadas por la militarización, Vistro espera que haya lugar para la paz y la seguridad en las negociaciones y en el Documento Final de Río.

“La militarización de las comunidades rurales desplaza a las mujeres y a sus familias de sus tierras y, por lo tanto, de sus medios de vida, explica. “No puede haber desarrollo sostenible cuando las campesinas en sus comunidades están a menudo amenazadas de ser desplazadas o de ser víctimas de abuso físico y sexual.

Vistro ha estado trabajando para hacer oír las voces de las comunidades y de las campesinas asiáticas en los debates de Río+20, en cuanto que miembro del Grupo Principal de Mujeres. Su organización, Foro Asia-Pacífico sobre Mujeres, Derecho y Desarrollo, forma parte del Comité Directivo de Mujeres Río+20.

Rosa Koian, Grupo Bismarck Ramu, Papúa Nueva Guinea

En calidad de trabajadora y activista comunitaria en materia de desarrollo durante muchos años, Rosa Koian destaca los temas que cree que no reciben la suficiente atención en su país y en el mundo. “Vemos que nos roban los árboles, que los ríos y los mares están contaminados y se nos dice que es bueno para el desarrollo. Pero es del mundo desarrollado que oímos hablar de crecimiento, dice. “Estamos atrapados en un sistema muy egoísta.

Koian es la Coordinadora de Redes del Grupo Bismarck Ramu, red comunitaria que empodera a comunidades indígenas en materia de desarrollo y conservación. Esto incluye desafiar legalmente los avances de las corporaciones transnacionales y de las industrias de extracción en esta isla del Pacífico.

Koian cree que en Río+20 habrá que confrontar preguntas difíciles. “¿Cómo podemos lograr un futuro sostenible si dejamos que nuestros gobiernos sigan un modelo de desarrollo que alienta la destrucción implacable de nuestros modos de vida?, pregunta. Ella espera ver un consenso respecto a la reducción de las prácticas que degradan el medio ambiente en su país, como la extracción de recursos a gran escala.

Godavari Dange, Federación Sakhi y Swayam Shikshan Prayog, India

Foto cortesía de Godavari Dange

El primer rol de líder de Godavari Dange fue como miembro de un grupo de ahorros de una aldea; ahora lidera una federación de más de 500 grupos miembros en 110 aldeas. Sus responsabilidades han incluido movilizar a las mujeres, monitorear y hacer las auditorías de los grupos de ahorro, y trabajar con los bancos y los programas estatales para la reducción de la pobreza. Brinda asesoría a empresarios de las comunidades y trabaja en iniciativas para mejora la salud y la prevención de desastres en las comunidades.

Cree que un enfoque integrado al desarrollo, como lo reconocen y lo practican muchas mujeres de las comunidades, es crucial. “La supervivencia y el bienestar de nuestras familias y comunidades depende de nuestra habilidad de combinar los asuntos prácticos de la vida diaria con la sostenibilidad a largo plazo, señala. Dange se siente orgullosa de su liderazgo al frente de Swayam Shikshan Prayog (Autoeducación para el empoderamiento) en iniciativas de resistencia de las comunidades.

Las mujeres han aprendido cómo prepararse para los desastres naturales y se les ha reconocido como líderes en este tema; han participado activamente en las negociaciones con las autoridades locales y se les ha presentado como expertas en radio y televisión. En Río+20, Dange querría ver la creación de más incentivos para las asociaciones de las comunidades con el gobierno, y más medidas para garantizar el acceso a la toma de decisiones y el financiamiento para las mujeres de las comunidades que están atendiendo de manera exitosa los problemas del desarrollo.

“Destinar recursos y crear mecanismos financieros innovadores permitiría a las mujeres de las comunidades ampliar y fortalecer sus iniciativas de desarrollo sostenible, indica.

Marie Dialo, Laboratorios Marie Dialo, Senegal

Formación llevada a cabo por los Laboratorios Marie Dialo para formar las mujeres a través de África Occidental en la fabricación ecológica de productos tradicionales. Foto cortesía de Marie Laboratorios Dialo


La Dra. Marie Dialo fabrica productos naturales para el cuerpo y para el cabello, y estudia nuevos usos de las plantas africanas en su compañía, Laboratorios Marie Dialo. Con el apoyo de ONU Mujeres, su trabajo sirve igualmente para atender la pobreza entre las mujeres de África occidental a través de formaciones profesionales y de ingresos generados con la fabricación de productos tradicionales “verdes.

Entre los numerosos proyectos iniciados por su laboratorio, Dialo se siente especialmente orgullosa de la capacitación de las mujeres que producen manteca de karité en Benín y Burkina Faso. Combinando transferencias de conocimientos tradicionales y modernos, el proceso de producción ha sido pensado para ser ecológicamente sostenible y de alta calidad.

El proyecto también ayudó a mejorar las condiciones laborales de las mujeres, comenta Dialo, dándoles mejores recursos como botas y guantes. Espera que las discusiones que tengan lugar en Río+20 lleven a una mayor innovación de los programas de desarrollo y a soluciones que se centren en las necesidades reales de las mujeres.

Prerana Shakya, Asociación Finlandia-Nepal de Niñas Guías y Scouts, Nepal

Foto es cortesía de Prerana Shakya

La mayor parte de la atención de Prerana Shakya, a la cabeza de la Asociación Finlandia-Nepal de Niñas Guías y Scouts, ha estado dirigida a crear comunidades sostenibles con los jóvenes. Esta asociación involucra a los jóvenes para educar y abogar por centros de salud en el distrito Rasuwa de Nepal. Las Guías, por ejemplo, han generado conciencia en las comunidades acerca del saneamiento y del uso de letrinas. El trabajo de Prerana también atiende la violencia contra las mujeres y ella es un miembro muy activo de la campaña de las Guías Nepalesas “Detén la violencia - habla a favor de los derechos de las niñas, que se llevó a cabo en 64 distritos de las scouts. También ha trabajado en las actividades de reintegración dirigidas a los niños víctimas del conflicto armado, así como en cuidados infantiles comunitarios y otros temas.

Prerana siente que su trabajo encaja dentro de las prioridades propuestas para Río+20 y espera hacer que los jóvenes nepaleses se interesen en ellas. “Espero que Río+20 aporte decisiones que sean prácticas y fiables, que puedan producir cambios reales en la vida de las personas, dice. “También espero que se centren en los asuntos de género, ya que las mujeres son víctimas de desigualdades en todo el mundo.

Evelyn Namara, Solar Sister Inc., Uganda

Evelyn Namara, extrema derecha, con su equipo Hermanas Solar. Foto es cortesía de Evelyn Namara

Evelyn Namara es la coordinadora del programa Solar Sister Inc.(Hermanas Solares) en Uganda, que es una iniciativa empresarial que lleva la energía solar a las comunidades rurales en África, al tiempo que empodera económicamente a las mujeres. Ha visto cómo muchas mujeres comienzan sus propias microempresas de energía solar y asumen el rol tanto de conservar el medio ambiente como de reducir la “pobreza energética. En Uganda, donde la red eléctrica cubre a menos del 10 por ciento de la población, la energía solar puede reemplazar la quema de combustibles para alumbrar y reducir considerablemente los humos tóxicos que ponen a las vidas en peligro. Las “hermanas solares reciben capacitación en técnicas empresariales, energías limpias y habilidades de mercadotecnia, y se les da un kit de base para comenzar.

“Quiero ver otros modelos y lo que cada uno hace en diversas partes del mundo para remediar los problemas de la pobreza, el medio ambiente y el género, dice Evelyn sobre su participación en Río+20. “Sobre todo, quiero ver la adopción de medidas reales para mantener y apoyar los modelos innovadores existentes que aportan un remedio a dichos problemas.

Bishnu Thakali, Comité de mujeres para la protección del medio ambiente, Nepal

Bishnu Thakali es la presidenta del Comité de mujeres para la protección del medio ambiente de Nepal, que comenzó en 1990 como una iniciativa de 16 mujeres para recoger la basura de 50 hogares aledaños. En cinco años creció para atender a mil familias en Lalitpur, y ahora procesa y recicla hasta cinco toneladas diarias de desechos. Se ha convertido en un modelo del empoderamiento de las mujeres y ha ayudado a cambiar el comportamiento en relación con la basura y su gestión, no sólo en Lalitpur sino también en otras regiones.

Para Thakali, Río+20 será la oportunidad de ampliar su red y sus conocimientos, y conseguir el respaldo para ampliar los programas del Comité en apoyo a la comunidad. “Con la participación de las mujeres ayudamos a generar ingresos enseñándoles que la basura es un ‘recurso', dice Thakali. “Hemos involucrado a las mujeres de varias comunidades en el reciclado del papel y del plástico, la preparación de abono y el biogás. Las mujeres confeccionan diferentes productos con la basura, como bolsas de papel, tarjetas de felicitaciones, etc. Así se conserva el medio ambiente y se genera un ingreso para las mujeres, lo que lleva a un desarrollo sostenible. El Comité también ofrece asesoría técnica en materia de gestión de los desechos sólidos y de la construcción de plantas de biogás.

Albina Ruiz Ríos, Cuidad Saludable, Lima, Perú

Albina Ruiz, back row center

Albina Ruiz (al centro, segunda fila) con miembros de Ciudad Saludable. Foto cortesía de Albina Ruiz

Con Albina Ruiz Ríos a la cabeza, la organización Ciudad Saludable crea sistemas eficaces de gestión de desechos sólidos y microempresas sostenibles que mejoran los medios de vida de los que recogen la basura. Su modelo ayuda a crear sistemas privados de gestión de desechos, un enfoque que, en muchos casos, ha dado pruebas de ser más eficiente que el del sector público. Alrededor del 40 por ciento de los que trabajan como recogedores de basura para la organización son mujeres que viven en la pobreza.

“Al verse integradas en el sistema de gestión de desechos, las mujeres pueden aumentar su autoestima y sentido de dignidad, señala la Sra. Ruiz Ríos. La organización ayuda también a las mujeres a aumentar sus ingresos. ¿Qué espera la Sra. Ruiz Ríos de la Conferencia Río+20? Espera dos resultados concretos: que la desigualdad entre los géneros sea tratada como una prioridad en esa Conferencia y que se logren acuerdos concretos que puedan ser adoptados y ejecutados por los gobiernos.

Josephine B. Castillo, Damayan ng maralitang Pilipinong Api (DAMPA), Filipinas

Josephine Castillo (de negro al centro), imparte capacitaciones con mujeres miembro de la comunidad. Foto cortesía de Josphine Castillo.

Josephine se desempeña como coordinadora nacional en Filipinas para DAMPA, que es una red de 217 organizaciones comunitarias. Ha trabajado como líder y organizadora en comunidades rurales y urbanas pobres por más de 20 años. DAMPA moviliza a los grupos vulnerables como los jóvenes, los ancianos y las familias monoparentales sobre un amplio espectro de cuestiones comunitarias que van desde la preparación ante los desastres hasta la tenencia de la tierra.

Recientemente, DAMPA organizó una cooperativa del agua para suministrar agua limpia para beber a las comunidades pobres en Manila, trabajando con los miembros del Congreso y con una compañía de servicios públicos. También estableció un programa de hipotecas que insta al ahorro y que permite a los miembros de la comunidad comprar y compartir la tierra.

Asimismo, se dispone de un fondo de sostenibilidad o “resistencia que alienta a los miembros a ahorrar mensualmente 1 peso ($0,02) por familia para tener en caso de emergencia. “Todas estas iniciativas han hecho cambios en nuestras comunidades, indica. “Quiero conocer las prácticas de otros países para crear comunidades sostenibles, explica la Sra. Castillo sobre lo que espera de Río+20, y añade:

“Espero que la presentación de nuestras mejores prácticas como mujeres de las comunidades sea reconocida por las organizaciones internacionales, el gobierno y la ONU, y espero que podamos ayudar a crear políticas que apoyen las iniciativas de las mujeres de las comunidades.

Marling Haydée Rodríguez, Cooperativa Las Brumas, Jinotega, Nicaragua

Marling Rodríguez (tercera de izq. a der. segunda fila) con miembros de su organización Unión de Cooperativas las Brumas. Foto cortesía de Marling Rodríguez.

Como presidenta de la organización Unión de Cooperativas Las Brumas , Marling Haydée Rodríguez contribuye al empoderamiento de las mujeres y al desarrollo sostenible de dos maneras: poniendo en práctica una agricultura sostenible por medio de la reforestación y la conservación del suelo, y luchando por los derechos a la propiedad de las mujeres de Jinotega, que es una región del centro-norte de Nicaragua.

La Unión también ha trabajado para garantizar la adopción de la Ley 171 en el país, que ayuda a las mujeres rurales de bajos ingresos a obtener préstamos del Gobierno para comprar tierra. “Las mujeres en nuestra comunidad han compartido las buenas prácticas en materia de desarrollo sostenible con las entidades gubernamentales locales. También contribuimos a la creación de asociaciones entre mujeres a nivel regional y nacional, expresa la Sra. Rodríguez, que espera ver en Río+20 que este tipo de buenas prácticas sobre sostenibilidad sean presentadas a un público más amplio.