Empoderando a las mujeres de Uruguay a través presupuestos sensibles al género

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Michelle Bachelet se dirige a las mujeres de la comuna de Carrasco Norte, Montevideo. Foto: ONU Mujeres

Aurora Castro siente que ha triunfado. La sonrisa de satisfacción que mostró durante su encuentro con la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, el pasado 9 de noviembre estaba justificada. Tres lustros después de que ella, junto con otras mujeres del barrio Carrasco Norte de Montevideo, comenzaran a soñar con tener un lugar propio donde reunirse y hacer frente a las dificultades que les presentaba el día a día, al fin lo han conseguido.

A los 69 años, Aurora recuerda los momentos de zozobra y frustración que les hicieron desear tirar la toalla. Pero su preocupación por los problemas que sufrían las mujeres de la zona hizo que no se rindieran. Entre ellos, uno de los más graves era y sigue siendo la violencia doméstica. En Uruguay, cada 34 minutos se produce una denuncia por violencia de género y, en lo que va de año 2011, 36 mujeres han muerto a manos de sus parejas o ex parejas.

Aurora y sus compañeras se conocían como vecinas del barrio, un lugar de residencia de gente obrera y de escasos recursos. Comenzaron a llamarse por teléfono para sumar esfuerzos: “Veíamos que las necesidades de las mujeres de nuestro barrio no estaban satisfechas, que las mujeres estaban encerradas, que no se educaban en el sentido amplio de la palabra, que existía mucha violencia intrafamiliar, cuenta Aurora.

Y decidieron pasar a la acción. La primera vez que se presentaron a los presupuestos participativos de la Intendencia de Montevideo, la herramienta por la que los vecinos de una comunidad deciden en qué gastar determinados recursos destinados al barrio, perdieron. Pero en el segundo intento, con ayuda de ONU Mujeres, presentaron una estrategia, armaron una campaña y definieron sus prioridades. Tocaron puerta a puerta en los hogares de los vecinos explicando la propuesta: “Muchos nos preguntaban para qué queríamos una casa solo para mujeres. Teníamos que argumentar bien para obtener los votos, recuerda. Esta vez ganaron y edificaron su casa: un espacio multiuso, donde se imparten desde talleres de género y violencia, hasta cursos de idiomas, pasando por crochet, tejido y teatro. Además, los abogados que trabajan con ellas las instruyen para que se conviertan en “promotoras legales y las propias vecinas sean las que brinden información a otras sobre sus derechos en caso de divorcio, tenencia de los hijos y distintos temas vinculados con el derecho de familia.

ONU mujeres, que apoyó y capacitó a las mujeres de la capital uruguaya para incorporar los presupuestos sensibles al género en los presupuestos participativos de la Intendencia de Montevideo, sigue trabajando en la misma línea en otras zonas de la ciudad para que mujeres como Aurora tomen conciencia de cómo pueden transformar los lugares donde viven y puedan empoderarse. Aurora se siente satisfecha, pero piensa ir más allá: “Desde que tenemos la casa, conseguimos mayor visibilidad, se acercan muchas más mujeres. Estamos entusiasmadas. Ahora tenemos que pensar en cómo llegamos al interior de Uruguay.