Nadando contra la corriente: policías ‘salmones’ atienden a mujeres en situación de violencia en El Salvador

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“A mí me gusta ser policía porque siempre tuve ese sueño. Cuando nosotras éramos pequeñas lo mirábamos como un sueño; [el país] estaba en tiempo de guerra, las mujeres no podían acceder a esas instituciones pero cuando se dio la oportunidad, lo hice”, cuenta Noemi Cerritos, de 35 años de edad, originaria de Santa María de Usulután en El Salvador.

Esa no fue la última vez que Noemi tuvo que ir contra lo establecido para conseguir un objetivo y para sentar ejemplo y precedente. Ahora lo hace todos los días combatiendo la violencia contra las mujeres y apoyando a sobrevivientes de violaciones y agresiones sexuales. 

El Equipo de Atención UNIMUJER – ODAC participa en el acto de inauguración de la apertura de la Unidad el 16 de diciembre de 2011 en Puerto de la Libertad, El Salvador. Foto: ORMUSA
El Equipo de Atención UNIMUJER – ODAC participa en el acto de inauguración de la apertura de la Unidad el 16 de diciembre de 2011 en Puerto de la Libertad, El Salvador. Foto: ORMUSA

Ella es parte del grupo de policías incorporados a la Unidad Institucional Especializada de atención a mujeres en situación de violencia, UNIMUJER-ODAC de la Delegación Sur de la Policía Nacional Civil en la ciudad de Puerto de la Libertad, El Salvador. Es la primera generación del programa de desarrollo de capacidades especializadas para miembros de la Policía Nacional Civil.

El programa fue creado en el marco de la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres, entrada en vigor el 1 de enero de 2012, que tipifica los delitos relacionados con la violencia de género. Según el artículo 25 de la ley, las instituciones como la Policía Nacional Civil deben jugar un rol de prevención, con el fin de revertir este tipo de hechos.

La policía ha participado en otras iniciativas de servicios integrados en un solo espacio, como el programa CIUDAD MUJER, iniciativa impulsada por la Primera Dama del país. Pero con su inauguración en diciembre de 2011, el equipo de atención UNIMUJER en Puerto de la Libertad es la primera unidad de la policía dedicada a ofrecer atención especializada en El Salvador. Esta unidad ofrece un espacio designado para la toma de denuncias por hechos de violencia contra las mujeres, asesoría e información jurídica, así como seguimiento y acompañamiento a los casos que se presentan.

Esta iniciativa es parte del proyecto Ciudades Seguras donde participan agencias de las Naciones Unidas, incluyendo ONU Mujeres y organizaciones de la sociedad civil, con fondos de Zonta International. Hasta ahora, el programa de Ciudades Seguras ha sido implementado en seis países de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Guatemala y Perú), con estrategias para empoderar a las mujeres en el ámbito de la comunidad y abogar por políticas públicas que garanticen a la mujer seguridad en los espacios urbanos.

Según Noemi, trabajar en un ambiente donde predomina una cultura machista que no reconoce el derecho a una vida libre de violencia para las mujeres se siente frecuentemente como ir contra corriente. Es por ello que ella y el resto del equipo de policías (hombres y mujeres) que integran la Unidad, se han ganado el sobrenombre de “policías salmones”– en referencia a esa especie de peces que recorren largas distancias a contra nado para llegar a su destino.

En palabras de Noemi: “se siente mucha satisfacción saber que con una [mujer] que nosotros atendamos y la atendamos bien y le demos el valor que se merece, creo que estamos comenzando a hacer el trabajo que con el tiempo ojalá cambie la situación”.

El plan piloto de UNIMUJER se ha replicado en otros municipios de El Salvador, con más de un centenar de policías capacitados. Ha ayudado a correr la voz entre las mujeres para informarlas sobre el recurso y apoyo que cuentan desde las estructuras policiales.

El crear conciencia ha provocado un efecto multiplicador, lo que se ha traducido en más denuncias de violencia contra las mujeres en Puerto de la Libertad.

“No era porque antes no existían sino que antes las mujeres no tenían confianza”, explica Noemi. “Se llegó a la conclusión de que es a través de la Unidad por que las sobrevivientes van a contar allá a fuera y dicen ‘vayan ahí porque ahí me atendieron bien, denuncien este caso porque es un delito y las mujeres tenemos derechos’. Entonces las mujeres recomiendan a otras mujeres para que vengan a la Unidad y a raíz de eso incrementan las denuncias”.