La iniciativa empresarial de las mujeres crece en Bangladesh
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Parveen Akhter, de 40 años de edad, es la fundadora y directora general de la Glamour Boutique House and Training Centre, la única fabrica pequeña dirigida por una mujer en Jessore, una ciudad situada en el suroeste de Bangladesh. La fábrica de 372 m² produce textiles y ropa y en ella trabajan 52 mujeres.
Para Akhter, esta no es una victoria menor. Hace doce años, cuando tuvo por primera vez la idea de poner en marcha un negocio desde casa, no tenía acceso al capital y acababa de salir de una relación en la que sufría maltrato.
Cuando Akhter estaba en noveno curso, fue secuestrada y casada a la fuerza. Vivía en un barrio marginal con su secuestrador (su marido), que era adicto a las drogas y la maltrataba. A menudo, ella era la única que trabajaba. Había aprendido a coser, bordar y a prestar servicios de estética. Con dos hijos que mantener y sin ayuda de nadie, Akhter aguantó en el matrimonio durante 17 años hasta que las amenazas y las palizas empeoraron.
El año 2007 fue un punto de inflexión para Akhter. Su hijo, que entonces tenía 16 años de edad, intervino cuando su marido estaba a punto de golpearla otra vez y la llevó al juzgado para que presentara una demanda de divorcio. Akhter regresó del juzgado y colgó un letrero en la entrada de su casa en el que se leía “Glamour Boutique House and Training Centre”. Empezó enseñando a coser, batik (un diseño de tejido tradicional) y bordado a mujeres del vecindario y vendió varios de sus productos desde casa. Más adelante, alquiló un espacio donde establecer su pequeña fábrica.
Akhter encontró la ayuda que tanto necesitaba a través del “Programa de Desarrollo Local Inclusivo y Equitativo” (IELD, por sus siglas en inglés), una iniciativa conjunta para varios países llevada a cabo por el FNUDC, el PNUD y ONU Mujeres y financiada por el Gobierno de Suecia. El programa facilita a las mujeres acceso al mercado laboral y a iniciativas empresariales fomentando inversiones públicas y privadas locales en empresas y pequeños negocios dirigidos por mujeres que benefician tanto a las mujeres como a sus comunidades.
Gracias a este programa conjunto, Akhter pudo obtener un préstamo de 2.500.000 BDT (29.578 USD) para mejorar su negocio.
“En aquel momento, tenía máquinas pequeñas. Las personas que dirigían el programa IELD conocieron mi caso y me preguntaron qué necesitaba para ampliar el negocio. Yo dije que necesitaba más y diferentes tipos de máquinas. Con el apoyo de IELD, puse en marcha mi fábrica a pleno rendimiento en 2016”, explica Akhter.
Al mirar atrás, se da cuenta de lo lejos que ha llegado y de lo que esto significa para ella: “Ahora, cuando entro en el banco, el gerente se levanta y me da preferencia. Cuando iba antes me ponía nerviosa, me temblaban las piernas. Hoy puedo dar a la clientela mi tarjeta de visita, ¡algo que de por sí ya es un gran logro!”.
El programa IELD, actualmente activo en Bangladesh, Tanzanía y Uganda, identifica y designa una línea local de proyectos en los que invertir —dirigidos por mujeres o sensibles al género—, que tienen el volumen suficiente para causar un impacto transformador mediante la creación de empleo tanto para mujeres como para hombres en las comunidades. A menudo, algunos de los obstáculos más importantes a los que se enfrentan las mujeres son la movilidad, el acceso a los recursos y poder conseguir préstamos bancarios.
Shazia Afrin, responsable de Desarrollo Empresarial en IPDC, un proveedor de servicios financieros, descubrió la Glamour Boutique y se dio cuenta de que tenía un excelente potencial de crecimiento. Afrin afirma que es difícil encontrar mujeres empresarias en Jessore. “Queremos invertir en proyectos, pero por otro lado las mujeres también tienen que demostrar que sus proyectos merecen tal inversión”. Según el Banco de Bangladesh, los proyectos de mujeres empresarias que tienen como mínimo un 60 por ciento de mujeres empleadas son los que tienen más posibilidades de obtener inversiones públicas. La Glamour Boutique de Parveen Akhter tenía un 99 por ciento de mujeres empleadas y sus cuentas demostraban que el negocio era rentable.
“Ayudamos a las mujeres con la documentación y somos más flexibles cuando se trata de exigir las garantías que los emprendedores deben acreditar para poder acceder a un préstamo”, añade Shazia Afrin.
Hoy Parveen Akhter está orgullosa de todo lo que ha conseguido. “Gracias a esta iniciativa, no solamente he cambiado mi propia vida sino que soy capaz de ayudar a otras mujeres para que también obtengan ingresos”, afirma. “Somos lo que son nuestros sueños, y mi sueño es que mi fábrica crezca”.
Asimismo, ha creado un entorno de trabajo seguro con turnos flexibles para una plantilla mayoritariamente formada por mujeres.
“Incluso ofrezco turnos de cuatro horas para las amas de casa y las estudiantes a fin de que puedan venir aquí una vez que hayan terminado su trabajo en el hogar, o después de las clases. ¡Algunas incluso tienen más estudios que yo!”.
Mosammat Nafiza, de 35 años de edad, fue formada por Parveen Akhter para dirigir su salón de belleza y ahora la ayuda a gestionar las cuentas y el taller de confección en la Glamour Boutique House. Actualmente hay 20 mujeres jóvenes que vienen a aprender confección al centro.
“El cambio más importante en mi vida desde que empecé a venir [a la Glamour Boutique House] es que tengo independencia económica. Antes mi familia tenía que alimentarme, ahora soy yo la que alimenta a mi familia”, afirma Nafiza. “La mayoría de las personas que vienen aquí acaban haciendo algo por sí mismas. Yo también quiero tener un negocio como este, igual que ha hecho Parveen apa (hermana)”.
El programa IELD ha respaldado a cinco pequeñas empresas y empresas emergentes en Bangladesh para impulsar el empoderamiento económico de las mujeres; estas empresas han generado empleo para más de cien mujeres.
Una de las lecciones que se pueden extraer del programa es que la implicación de mujeres en calidad de trabajadoras y empresarias a menudo no basta para tener un impacto transformador.
“Paralelamente también se necesita el compromiso de los hombres de la comunidad y el de los gobiernos locales, a fin de romper con las normas culturales y sociales que crean obstáculos persistentes”, explicó Shoko Ishikawa, representante de ONU Mujeres en Bangladesh.
Por eso, antes de poner en marcha cualquier actividad de un proyecto en una zona, el programa imparte capacitación sobre igualdad de género y sesiones de sensibilización para toda la comunidad, incluida la administración local.
Mustaque Rahman, consejero de Jessore y alcalde en funciones, fue uno de los participantes del programa y asistió a dichas sesiones de capacitación. Ha estado trabajando para abordar el consumo de drogas en las comunidades de Jessore, y también promueve el emprendimiento de las mujeres. Tras conocer la empresa de Parveen Akhter, animó a las mujeres de los suburbios a que asistieran a los cursos de confección que organizaba.
Dipa Monjundar, amiga de Parveen Akhter, tiene su propio negocio de artesanía y también es la representante de Jessore en la Cámara de Comercio de Mujeres de Bangladesh. Según ella, las mujeres empresarias del país por fin empiezan a tener un futuro. Monjundar es madre de un hijo y una hija, y cuando su marido murió su familia política la desheredó. “Actualmente, mi hijo trabaja y mi hija estudia. Soy una empresaria establecida, por lo que no necesito nada de ellos”, afirma.
Ridoy Akhter, el hijo de Parveen Akhter, es su mayor admirador. “Hubo un momento en el que los tres teníamos que repartirnos un trozo de pollo. Ahora he terminado mis estudios de contabilidad con honores y gestiono las finanzas de nuestra empresa”, afirma.
Cuando las mujeres tienen acceso a las competencias y los recursos que necesitan para crear sus propias empresas, su éxito redunda en las siguientes generaciones. La Glamour Boutique House es una muestra modesta pero clara de ello, para toda la comunidad de Jessore.